La inspiración artística envuelve las propuestas de Baby Dior tanto para el otoño como para el invierno; si el otoño vestía a los niñas de etiqueta y ambientaba su campaña en la ópera de París, el invierno se vuelve floral al calor de la danza, de los tonos pastel, el tul y los tutús.
De este modo el invierno se relaja respecto al otoño, pierde sofisticación y gana calidez y romanticismo sin renunciar el tono elegante inherente a Dior en todas sus propuestas, incluso en las infantiles.
La paleta de color de la colección es amplia y va desde el beige o el rosa suave hasta el verde más intenso y el negro más profundo pasando por un delicioso tono anaranjado; se trata de una colección que se adentra en el invierno vistiendo a las niñas con la sonrisa de la primavera.
Las niñas visten de Dior porque son presumidas y piden falda y tutú, y también porque Baby Dior entiende su gusto romántico y floral incluso en largo y frío invierno; visita la galería que ilustra este artículo y descubre el mundo mágico que recrea Dior para engatusar a las niñas en un bello cuento de hadas en el que danzan al son de su música.
Lo cierto es que el invierno infantil de Baby Dior es tan propio de Dior como las rosas de Granville, el aroma fresco y floral que evoca siempre la casa de Christian Dior desde sus jardines parece tomar por romántico asalto las propuestas de Baby Dior convirtiendo el tiempo de frío y nieve en tiempo de sueños.
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