Armani es todo un clásico de la moda italiana incluso en tanto como tiene de vanguardista y pionero; el célebre modisto se ha ganado esa consideración sorprendiendo con sus propuestas temporada tras temporada al tiempo que era fiel a sí mismo y la esencia del buen diseño del país transalpino.
Uno de los aspectos que más y mejor ha cuidado Giorgio Armani en la dirección de su firma ha sido la diversidad, no ya de producto, que también, sino de público y escenario: la firma nos viste la vida desde la misma cuna y en todos los modelos y estilos que se nos puedan ocurrir: viste a los más elegantes, a las sofisticadas, a los divertidos, a las que se mueren por los jeans, a los más deportivos, a los menos... y a los niños.
Niños que, hasta los 24 meses, visten como son sus padres y son prueba confesa del gusto más íntimo de ellos tejido en los más pequeños; otra cosa es de los dos años en adelante porque, a partir de ahí, los niños comienzan a demostrar que tienen gusto y a ejercerlo. Ahí radica en gran medida el buen tino y mejor gusto de Armani Junior, propone modelos muy de mamá para las niñas y los niños de cuna y biberón mientras que viste la niñez de juego y diversión en prendas por las que se mueren los más pequeños.
Sus propuestas van muy en línea con las que muestran en Armani Jeans, mucha funcionalidad sin renunciar al buen estilo que, sin llegar a la elegancia, muestra incluso signos de ella; vaqueros, vestidos, abrigos, mucho gris y mucha risa en una colección que sabe a otoño cálido y bien tejido.
Bebés en rosa y en azul -hasta los 2 años-; niñas con vestidos estrellados y cabezas tocadas con gracia y niños en vaqueros al estilo de papá -de los pre-adolescentes a su absoluta efervescencia, de 8 a 16 años- y los más junior -de 2 a 8 años- que se quieren y se besan porque para ellos la vida es diversión, amor y encanto, el mismo que pone Armani Junior para vestirlos.
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