Un estallido de fuerza, sereno pero brutal, algo así como el Hoppípolla de Sigur Rós. Un auténtico subidón de armónica sofisticación es lo que nos transmite la colección que la firma suíza Akris ha creado para este otoño-invierno.
Albert Kriemler, nieto de la fundadora de la firma, convierte el negro en la bandera de su nueva campaña, en la que la sublime calidad de los tejidos, muchos de ellos de fabricación propia, continúa siendo la máxima indiscutible de esta casa de moda suiza. Líneas minimalistas, refinadas y modernas se fusionan a la perfección con tejidos como el astracán, la seda, el raso o el punto -entre otros- dando lugar a espectaculares vestidos perforados, capas oversize de otro tiempo, camisas de transparencias geométricas y accesorios XXL.
Akris continúa así dándonos razones para entender porqué un no francés desfila en la semana de la moda parisina. Gracias a su savoir faire, la firma se ha convertido poco a poco en sinónimo de calidad y versatilidad, pensada para esas mujeres cosmopolitas que aprecian el lujo tranquilo, sin aquellas opulentas demostraciones de alcurnia de tiempos pasados.
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