La exuberancia e indiscreción forman parte incuestionable de la identidad de Versace porque esta firma italiana es, desde su existencia bajo la creatividad de Gianni a su actual vida bajo la de su hermana pequeña Donatella, pasión por el exceso y el lujo en una forma única de entender la elegancia.
Quizá por eso la colección que nos propone para este otoño invierno que vivimos ya sorprenda un poco, aunque también es cierto que Donatella, actual responsable creativa de la firma, está un paso más cerca de la sencillez e incluso sobriedad, de lo que lo estaba Gianni Versace.
Elegantes juegos de blanco y negro, prendas en verde suave e, inevitablemente, la explosión del color en rojos, morados o verdes; botas altas en faldas mínimas, tan del gusto Versace, pantalones ajustados a la cadera que ganan ancho camino del tobillo alargando y estilizando la figura, vestidos de corte sesentero y prints clásicamente barrocos; chaquetas sastre, abrigos cortos... o ajustados a la cintura y emulando una capa en su corte de mangas y espalda.
Esta colección representa, sin duda, el exceso de la elegancia bajo la innegable pátina Versace... para concederse un capricho.
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