La campaña de otoño de Michael Kors es una re-edición de la de primavera que, dicho así, suena poco creativo pero nada más lejos de Kors y el aliado que se ha buscado para mostrar su colección para la próxima temporada, un tal Mario Testino...
El fotógrafo nacido en Lima pero de ascendencia irlandesa e italiana -cabe que de ahí le venga la clase, el buen gusto y el mejor enfoque- es objetivo de las firmas de moda más renombradas porque sus campañas son siempre de una belleza plástica incuestionable y también porque sabe dar el marco y la historia que corresponde a cada colección y a cada firma siendo fiel a su esencia y a su imagen.
Con Michael Kors la cosa estaba hecha porque si algo acostumbra a hacer el modisto americano es a viajar en sus campañas; helicópteros, aviones, coches o motos posan como lo hacen los modelos luciendo las prendas de temporada. Esta escenificación representa la modernidad del sello de Kors, su aire cosmopolita, universal y, en cierto modo, también contemporáneo.
En cuanto a la colección en sí, Kors confiesa que el otoño es para él un tiempo de mezcla, cosa que tiene además todo la lógica porque hablamos de un tiempo de transición entre la calidez del verano y el frío invernal en el que todo puede ocurrir y, en esa intención de estar vestido para todo, la mezcla atemporal y funcional de Kors acaba por componer una colección de lo más apetecible en todos sus looks, desde los más funcionales que pasan por tejidos de algodón y algunos jeans, a los más elegantes que lucen en vestidos vaporosos que marcan silueta y cintura.
Los complementos son esenciales en las colecciones de Michael Kors, bolsos, gafas, relojes y hasta sombreros, toda una serie de bellos detalles que, coordinados con sus sugerentes prendas de vestir, hacen campaña y fondo de armario.
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