Grave pero nunca severo; minimal pero no simple; frágil pero nunca débil. Este es el leit movit de una firma que apuesta por experimentar con ideas y patrones según el capricho de sus creadores. Un lenguaje que Max.Tan utiliza para dar formas colosales a los hechos más insignificantes a través de una atención casi obsesiva por los detalles que, en este caso, nada tienen que ver con los complementos o mezcla de tejidos.
¿la culpable de esos resultados excesivamente perfectos? La sastrería. Los orígenes de este arte se rescatan para, junto con el drapeado, crear nuevas siluetas totalmente inesperadas para los estados de ánimo más austeros: volúmenes, formas modificadas, usabilidad ambigua de lo masculino y lo femenino, tamaños que van desde lo grandioso o lo insuficiente, de y reconstrucción, transformación… Un caos único que solamente cobra sentido a través de las propuestas de esta firma que, para el próximo otoño-invierno, destacan el lado más tranquilo, pacífico y sosegado de la moda, en la que el flujo entre opuestos es constante.
Esa es la base de XY, un concepto en el que se crea un estado de nutralización de género que, junto a la atemporalidad, se ha convertido en una de las últimas tendencias más perseguidas de la industria. Un acto de rebeldía que, a través de asimetrías y pliegues busca neutralizar el concepto tradicional que acostumbramos a vincular en cuanto a mujeres y hombres.
Una temporada de cortes para mujeres que saber lo que quieren y que apuestan por el avance…
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