Gucci presenta una propuesta masculina que parte de todo un clásico en la materia: el traje sastre. Claro que es ahí, en el concepto, donde queda abandonada toda idea clásica para dar paso a una concepción moderna a la hora y momento de vestir de traje.
Para motrar esta reinvención del clásico traje sastre, Gucci cuenta con el actor Tom Hiddleston que posa en la intimidad de una mansión barroca ante el objetivo de Glen Luchford; la campaña busca entrelazar la imagen de hombre clásico que evoca al típico gentleman inglés camino de Ascot o de la caza del zorro con la vanguardia de la moda que representan las nuevas piezas de sastrería de Gucci.
Hiddleston pone rostro a esa conjunción de ideas y lo hace en la mansión del decorador de interiores de Hollywood Tony Duquette, ese fondo de campaña rico en detalles, matices y colores se complementa con los compañeros de campaña de Hiddleston ante las cámara que son varios perros lebreles afganos. ¿El resultado? una idea elegante y sorprendente, única, casi excéntrica, exclusiva... la propia de un nuevo hombre Gucci, lo que no deja de ser una metáfora de lo que le ha ocurrido a la firma italiana, del camino hacia el abismo que había emprendido, a la recuperación más solvente y prometedora en sus resultados que está mostrando y demostrando en este año 2016. Y lo hace con colecciones como ésta, trajes sastre sin par para los hombres de hoy en día.
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