Hace semanas –meses ya- que sabemos de la decisión de Marc Jacobs de abandonar la dirección creativa de Louis Vuitton y centrarse en su propia firma, sabemos también que será, es ya, Nicolas Ghesquière quien le sustituya y no dejábamos de preguntarnos como sería la despedida del diseñador americano, no la oficial, sino la que quedará grabada en la historia de Louis Vuitton por siempre jamás, su último trabajo bajo ese sello, que es la campaña de primavera verano de 2014.
Y nos ha encantado y enamorado, como acostumbra a hacer Jacobs, al convertir a las que han sido sus musas, y las de la casa cuya dirección creativa ocupaba, en el centro de una deliciosa campaña fotografiada por Steve Meisel.
Primeros planos de ellas y su Vuitton, imágenes de fondo plano que condensan en bolso y mujer el summun de la belleza, sugerentes, sensuales, seductoras, atractivas… e irremediablemente deseables porque no se trata únicamente de rasgos bellos ni maquillajes deslumbrantes, se trata de la pasión contenida en cada rostro y la historia escrita en cada bolso.
Ellas son mujeres irrepetibles, Catherine Deneuve, todo un mito del cine galo y universal, Sofía Coppola, la primera mujer candidata al Oscar como directora, Caroline de Maigret, un rostro galo de alma creativa que enamoró al mundo de la moda, la belleza oriental de Fan Bingbing, Giselle Bunchen, una de las mujeres más bellas que ha dado Brasil y modelo de primer orden, y Eddie Campbell la última apuesta de Jacobs en Louis Vuitton, fue ella quien encabezó su último desfile.
Y junto a ellas la historia de un maletero francés escrita en bolsos: piel de cocodrilo, plumas, cristales, lentejuelas, el clásico print monogram y también sprouse son el lienzo sobre el que se pintan y tejen los icónicos bolsos de la casa en una suerte de campaña que es todo evocación, pasión y belleza…
Y así, ¿quién se resiste a un Vuitton?
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