Dolores Haze, ¿recuerdas? Aquella jovencita a la que Nabokov definía como nínfula con aquella definición de "entre los límites temporales de los nueve y catorce años surgen doncellas que revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o más veces mayores que ellas, su verdadera naturaleza, no humana sino de ninfas" y que a sus doce años enamoraba a Humbert Humbert, el profesor de poesía casado con su madre. Sí, esa, la Dolores 'lolíta' de la novela homónima.
Lolita hoy, más allá de lo moral, es sinónimo de sensualidad y belleza, de juventud y alegría y así es la mujer a la que viste Lolitas&L también en esta temporada de otoño invierno con una colección cálida y sensual en punto de lana y algodón con diseños que se mueven en esa femenina y delicada sensualidad de lo más salvaje a la elegancia urbana, de lo naif al rock and roll, que bien podría vestir Sue Lyon en la Lolita de Kubric (1962) o la más sensual Dominique Swain junto a Jeremy Irons en la versión cinematográfica de Adrian Lyne (1997) e incluso una Lisa Bonet tras pasar por la lolita de un aún atractivo Mickey Rourke en el Corazón del Ángel. Aunque para presentar la colección de Lolitas&L sea Minerva Portillo la que representa toda esa sensualidad y poco inocente belleza de la juventud más atrevida que se puede vestir con elegancia en la madurez más sexy.
Una colección versátil y amplia como para las que gustamos sentirnos como "un amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista", ese modo en que definía Humbert lo que sentía por lo, Lolita.
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