El otoño de Ermanno Scervino es evocador e imponente a la vez, romántico y también enérgico, elegante y sofisticado pero también de lo más funcional; el diseñador italiano no sólo ha pensado en un fondo de armario para las mujeres independientes y enérgicas del S.XXI sino que además ha buscado cómplices para mostrarlo.
Sus cómplices en esta ocasión son excepcionales: frente a las cámaras la bella Mariacarla Boscono, una modelo que representa a la perfección a esa mujer del S.XXI a la que quiere vestir Ermanno Scervino, para la que diseña y con la que trata de seducirnos; tras las cámaras uno de los fotógrafos del moda más destacados del mundo, Peter Lindbergh, con quien Scervino ha trabajado en ocasiones anteriores a quien regresa sabedor de la magia que encierra su objetivo.
Y por si tamaños cómplices, sumados a una colección realmente magnífica, no fuesen suficiente, Ermanno Scervino ambienta su campaña de otoño en el romántico París, junto a sus puentes y en un otoño de mentira puesto que las imágenes fueron tomadas en el mes de abril, un mes tan de entretiempo como lo es el otoño y cuya luz recuerda a la de los últimos días del verano.
La elegancia del otoño de Ermanno Scervino es innegable, tanto como ese estilo levemente transgresor que le es tan propio; Scerino entalla las chaquetas sastre y las combina con pantalones anchos y zapatos planos de estilo masculino ¿qué puede haber más femenino que un talle ceñido y más funcional que un zapato plano?; piel en los cuellos y cuadros en los abrigos, encajes y transparencias en los vestidos más elegantes y favorecedores escotes tipo barco en otros.
El otoño de Ermanno Scervino es un alarde de sofisticación y elegancia, todo un romance entre la mujer y su belleza que el diseñador italiano viste con exquisito estilo.
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