Si pensamos en el Barroco, visualizaremos los cuadros de Caravaggio, Zurbarán y Velázquez. Contemplaremos Las Tres Gracias de Rubens, La lección de anatomía del Doctor Tulp de Rembrandt, o los retratos regios de Anton van Dyck. Nos mezclaremos dentro de sus oscuros escenarios, mientras admiramos la estética y las formas de las mujeres de Johannes Vermeer.
Un paseo histórico por los siglos XVII y XVIII, con parada en Italia, Francia, España y Holanda, que tres siglos después sigue dando sus frutos, con cosecha especial en el mundo de la moda y de los complementos.
La estética de lo recargado continúa teniendo su espacio y su público, frente al minimalismo extremo que parece haber contagiado todas las áreas de la creatividad. Y para muestra las colecciones que cada temporada lucen las grandes marcas del star system de la moda, y que esta vez nos han hecho poner la vista en Madrid.
Porque es aquí donde encontramos el taller de Paloma Chacón y María Roca. Madre e hija entusiasmadas por el mundo de la moda, el romanticismo y el universo de las bodas, que 14 años después, continúan diseñando para seducir los sentidos, y que esta temporada pasa por la sofisticación que proporciona el Barroco.
En sus propuestas, estampados con abstracciones florales, amebas y cuadros vichy, que decoran sus rasos y sedas y dan volumen a su crepe satén. La lana y las lentejuelas completan su carta de texturas, a las que se añaden colores como el verde esmeralda o el berenjena, ciñendo cintura con cinturones de pasamanería sobre los que se posan brillantes libélulas.
Todo mezclado con las joyas de Muïc y Apodemia, y los tocados y los sombreros de Suma Cruz y Cherubina, en el marco abosquejado del Soto de Cerrolen (Torrelodones / Madrid), que consiguen dar a su propuesta el escenario Barroco que redimensiona su colección. Nunca el arte se vistió tan bien.
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