Podría haber sido una espía encubierta en Rusia, la nueva musa del festival de Sundance o la actriz fetiche del gran Nolan. Qué más daba. Pero ella prefirió Europa y su arte, sus tés a media tarde y las calles de Milán. Sobria, elegante y de una modernidad minimalista, de esa que parece eterna, sólo al alcance de unas pocas.
La firma italiana Giada continúa transmitiendo ese lujo italiano a prueba de volátiles tendencias a través de una mujer sofisticada y contemporánea. La casa ha contado con la modelo estadounidense Carolyn Murphy para presentar su colección otoño-invierno, en la que ha dado buena muestra de su preferencia por las siluetas rectas, los cortes innovadores y los materiales exclusivos trabajados a mano.
Impecable en cada una de sus apariciones por las siempre transcurrida Via Montenapoleone milanesa, refinada, turbadora. Su nombre es Giada y es el reflejo moderno de aquella Italia de las eternas divas.
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