Ahora que algo tan sencillo como jugar en un parque infantil está prohibido, la campaña de otoño e invierno de Gucci se nos antoja una evocación perfecta de un mundo que hoy no existe; volverá a existir, sin duda, pero no tan pronto como nos gustaría y mientras lo soñamos Gucci nos anima a sentirnos como niños, a tirarnos por el tobogán, a jugar con los animales salvajes como si fueran mascotas, a ponernos un erizo por montera y a prometernos que algún día del próximo invierno visitaremos un parque como si fuéramos niños...
Lo hace a través de un fashion film de minuto y medio que no nos puede gustar más, como tampoco nos pueden gustar más algunas de sus propuestas por atrevidas, arquitectónicas, divertidas y setenteras, es decir, también coloristas a pesar de ser una colección diseñada y tejida para vestir el oscuro invierno (o tal vez por eso...).