Los demonios siempre están relacionados con la belleza. Es un pecado ante el cual el hombre ha decidido inclinar la cabeza y disfrutar sin contemplaciones. Un regalo… Precisamente de un demonio nació una de las ciudades más bellas de la India: Mysore. El señor Henry Irwin decidió otorgar un regalo a la humanidad y en 1912 terminó el Palacio Real de la dinastía de los Wodeyar. Justo el mismo que inspiró a Lagerfeld para su colección ‘París-Bombay Métiers d’Art Show’ .
No vamos a hablar de ella. Simplemente con ver la campaña de la maison francesa para este invierno es suficiente. Ya se habló de esto en su día. Pero quizá si es necesario mirar hacia atrás y recordar ese 6 de diciembre de 2011…
Lámparas de cristal, barroquismo, banquete e invitados. El káiser no necesitó nada más. Crear lo real de lo irreal es parte de su trabajo y lo consiguió. Con un homenaje a la querida Coco, el palacio de Mysore apareció como por arte de magia en mitad de París.
El Grand Palais cedió su galería Courbe para viajar a más de 10.000 kilómetros de distancia y ofrecer a los visitantes un auténtico espectáculo. Porque ese 6 de diciembre será para aquellos que tuvieron el privilegio de verlo con sus propios ojos un día que recordar. Karl quería homenajear a la artesanía francesa y no tuvo otro remedio que, para llevarlo a cabo, recordar al mundo entero que la moda y Oriente tienen una relación más allá que la de la producción… Aquello fue un canto a la labor de los pequeños genios que nos brindan y premian con el lujo del arte.
Y lo volvió a hacer. Porque cuentan las malas lenguas que, después del carrusel, lo único que se podía escuchar fue un leve suspiro… Lo demás se lo llevó Karl.
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