No hay una mezcla más apetecible que la que propone Odd Molly para lucir el próximo otoño: unos pantalones o unos leggins bordados, una blusa estampada y una prenda interior de seda que debe dejarse ver como por descuido. Completan el look una capa, un poncho o, incluso, una manta.
¿No tienes ganas de que llegue el frío? Irresistible resulta esta fiesta de tejidos confortables (jacquard, punto y crochet), los colores en los que se han teñido (violeta oscuro, rubíes, albaricoques, vinos, grises melanges… ) y las hechuras de sus diseños que juegan a esconder y realzar las curvas femeninas.
La inspiración para este despliegue viene de muy lejos: de las vestimentas de las mujeres nativas de los Andes, de la población Azteca mejicana y de la cultura china. Detalles y acabados originalísimos que no anulan el toque característico de la casa sueca fundada en marzo de 2002 y que su directora creativa, Karin Jimfelt-Ghatan, describe como “sensación de domingo por la mañana”. Y es que, desde el principio, Jimfelt tuvo claro que para sus creaciones se dejaría guiar por la intuición y trataría de transmitir un mensaje de amor, positivismo y coraje tan necesarios estos tiempos. Y el objetivo se mantiene intacto.
En las imágenes, la modelo americana Charolotte Kemp Muhl, que pone rostro a de la colección.
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