Cavalli es exceso, curvas, dorados, escotes y vaporosidad. Es mujer, sobre todo mujer, y movimiento, el de sus telas, que se despliegan en busca de espacio, casi como la extensión de un plumaje.
Pero también él tiene su yin. Un lado discreto, menos evidente, en el que el cuerpo queda menos expuesto, y donde las prendas tienen otra consistencia, otra caída. Una línea con clase, como él la llama, que así su Cavalli Class se configura como opción para los menos atrevidos, para quienes el vestir es más una combinación de prendas, más allá de la unidad que da un vestido.
Por eso Class no es sólo mujer, faldas, vestidos y en su campaña para este otoño invierno, Gradoville. Que aunque Samantha es mucha Samantha, Arthur viene pisando fuerte. Él y toda esa colección masculina que una vez vista no se le puede quitar el ojo. Será por los colores, por el corte de las chaquetas o por esa actitud de "cuéntame, tienes toda mi atención" que Kulkov vuelca en todas sus fotos.
Lo cierto es que la seducción está garantizada a golpe de vista, sin obviar la complicidad que existe, no sólo entre ellos, sino entre las prendas masculinas y femeninas, que se combinan a la perfección.
Tonos marrones, negros, grises, azules, y algún estampado moteado de fucsias y morados, visten la líneas más elegante, con algún toque casual, de la firma italiana. Un vestir cuidando los detalles y las formas, que completa la visión de la moda de este florentino aristocrático.
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