La emblemática casa italiana, fundada en 1966, estaba originalmente especializada en prendas de piel y cuero. Desde su origen producían prendas de cuero de forma artesanal -su nombre significa “Taller Veneciano”-, y desarrollaron una técnica conocida como intrecciato, que es un tejido formado a base de entrecruzar tiras de cuero, y que hoy en día continúa siendo una seña de identidad de la casa. Tras su adquisición en 2001 por el grupo Gucci ha diversificado su producción hacia la ropa para mujer y para hombre, la joyería, la cosmética y la perfumería. En esta ocasión presentan una colección de prendas y complementos femeninos para el Otoño-Invierno de 2016.
En las prendas de la colección encontramos estampados oscuros, muchos cuadros de colores con multitud de verdes, amarillos, mostazas y granates; también incluyen mezclas en potentes azules eléctricos. El punto es protagonista en los jerséis ceñidos y cálidos: prendas de lana que se ajustan al cuerpo abrigándolo, con tejidos de punto jaspeado en colores degradé.
Infinidad de chaquetones estructurados y con grandes solapas envolventes, todos en tejidos cálidos y de estampados otoñales.
Conjuntos de rebecas, jerséis y faldas (todo en un look monocolor), hechos con punto de lana en tejido fino, ajustado al cuerpo y con vuelos desde la cadera, en los que destacan como un guiño sexy superposiciones en el mismo tejido, evocando sostenes de los años 50.
En esta colección, tan importantes como el punto son el cuero y las pieles. Las encontramos en abrigos largos por debajo de la rodilla, con estampados animal print y cuadros en tonos contrastados, y con cinturones ajustados que realzan y estilizan la silueta femenina.
Los complementos merecen una atención especial: zapatos abotinados con tiras al tobillo que alargan la pierna y bolsos de todos los colores, siempre en tonos vivos y contrastados, con grabados de cocodrilo y cadenas de eslabones, y por supuesto detalles de intrecciato que tan bien definen a Bottega Veneta.
En definitiva, una colección singular y personal que define muy bien el lujo tal como lo entiende Bottega Veneta. El propio diseñador Tomas Maier define la colección como “tejidos que abrazan el cuerpo, una experiencia privada para el usuario”.
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