Lencería

Sensualidad íntima con Andrés Sardá

Si hablamos de intimidad y elegancia Andrés Sardá es la propuesta.

La lencería es una representación casi perfecta del mayor de los hedonismos, es un lujo íntimo y privado que nos concedemos y que sólo en ocasiones compartimos; hay firmas lenceras, pocas, que entienden hasta sus últimas consecuencias el reverso hedonista de la lencería más allá de sus posibilidades como arma de seducción y una de esas pocas firmas es Andrés Sardá.

Cabe que sea por eso que cuando desvelamos sus propuestas de temporada, hoy de primavera, nos atrape su encanto de tal modo que no podamos pensar más que en acariciar los tejidos suaves y de altísima calidad que descubrimos en cada imagen.

Andrés Sardá propone siempre prendas lenceras para ti, para que te gustes y te seduzcas frente al espejo, para que sientas tu belleza desde el interior y para que las lleves como el que esconde un secreto muy valioso o un amuleto íntimo y personal.

Los encajes, los colores, los modelos y los estilos están siempre pensados para crear belleza y adornarla, para cumplir con la funcionalidad que corresponda sin renunciar ni un ápice a la belleza y la exquisitez íntima porque, de hacerlo, la vulgaridad lo teñiría todo de un insulso gris que acaba por contagiarse a todos los ámbitos de la vida.

En las propuestas de Andrés Sardá, diseños, como viene ocurriendo desde hace ya unos años, de la hija del fundador de la firma, destacan los tonos primaverales, tanto los pasteles como los tonos más vivos, el cuidado de los detalles y el uso justo, necesario y exquisito de los encajes.

Del azul más intenso, el tono del lapislázuli que predomina en la máscara del faraón Tut-anj-amón, al nude más discreto y junto a ellos el negro como tono de obligado uso lencero y el rojo para el atrevimiento y la pasión; el tul y en general las transparencias no suelen pasar de ser un mero juego de claroscuros que Andrés Sardá sabe manejar con maestría lencera.

 

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