Estamos a tan solo unos días de vivir el momento más excesivo del año en dulzura y corazones ¿y por qué? cuentan que la culpa de esta fiesta la tiene un santo cuya existencia es más que un misterio porque no se ha podido confirmar; sea como fuere y según reza su leyenda, Valentín era un obispo un tanto rebelde que casaba a los soldados romanos a pesar de estar el matrimonio vetado para ellos; el bueno de Valentín fue detenido y muerto un 14 de febrero porque no sólo se negó a dejar de oficiar tales matrimonios sino que se negó también a apostatar de su fe.
San Valentín es un santo universal porque lo es para los católicos y también para ortodoxos, anglicanos y luteranos así que, siendo tan grande su parroquia, resulta difícil negarle cierto reconocimiento, eso sí, reconocemos la importancia de este cupido hecho santo pero también las consecuencias de su romanticismo.
Tal vez seas una romántica empedernida o todo provocación, quizá atrevida o sensual, sofisticada o elegante sin remedio pero, seas como seas, cuando celebras el amor y haces volar te quieros, cuando los besos sellan compromisos y el futuro se convierte en una aventura para dos que bendice el santo Valentín desde su cielo, el deseo envuelve la noche y el romanticismo te arrastra a una suerte de erotismo para el que más vale que estés preparada.
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