Es posible redescubrir el arte y su historia a través de la lencería... y de hacer cierta esta afirmación se ocupa Parah, la firma lencera italiana que viaja tiempo atrás, hacia la creatividad y la luz de Renacimiento, para mostrarnos prendas de incuestionable intimidad, seducción y belleza.
El Renacimiento fue un nuevo amanecer, un dejar atrás el oscurantismo de lo medieval, la preponderancia de ideas y creencias sobre la belleza natural para volver al hedonismo griego y romano, al gusto del arte por el arte y la belleza por sí misma.
Este regreso a lo natural llevó los bodegones al arte y a la inversa y también al ser humano a ser el eje central de la creación artística, el cuerpo humano en su naturalidad máxima, libre de todo tejido y de cualquier complemento, tal y como es en su imperfecta belleza.
Y de entre los desnudos, que eran entonces democráticos y los mismo los protagonizaban hombres que mujeres, nos quedamos hoy, por ejemplo con las Venus... la de Boticelli o la de Tiziano, hermosas mujeres desnudas libres de toda inocencia y al tiempo envueltas en un gusto, estilo, clase y delicadeza infinitos.
Erica Modenese es la venus de Parah y Francesco Chiappetta un moderno Tiziano que cambia el lienzo y el pincel por una cámara de fotos con la que capta imágenes que, ya sea por el enfoque, el fondo, la forma, el estilo o los juegos de color y claroscuros, bien pudieran ser lienzos de salón o de museo.
Claro que en ese universo renacentista de incuestionable belleza la progatonista es la lencería: tul, bordado arabesco, encajes, brillos de Swarovski... piezas en negro, azul profundo, granate vivo, tostado e incluso luz en fucsia que hacen lienzo y hacen vida... hacen un otoño y un invierno en íntima sofisticación.
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