Chantal Thomass es una diseñadora de lencería inconfundible, creativa y provocadora donde las haya, hace de cada colección un espectáculo, también de la que viste la intimidad femenina del próximo otoño e invierno.
La pasada primavera Chantal Thomass nos sorprendió con una presentación más de cuento que de cabaret, como rendida por la dulzura romántica de la estación de las flores, recreó un universo onírico en el que hasta la provocación era inocente; en contraposición con aquel exceso de dulce que parecía casi impropio de esta irreverente diseñadora, sus nuevas propuestas resultan todo un espectáculo de noche y cabaret.
La próxima temporada de otoño e invierno vuelve al universo de sofisticación y seducción muy propio de Chantal Thomass, el rojo y el negro ejercen de nuevo de colores fetiches y la campaña está protagonizada por imágenes que se desvelan ante nuestros ojos en unos sugerentes ojos de buey, como si fuésemos un vulgar voyeur que se cuela en la intimidad de las mujeres de cabaret y revista.
Además de profundamente sofisticada, la colección -y la campaña- tienen un notable tono vintage que no nos lleva tan lejos en el tiempo como para llegar al París de Toulusse Lautrec pero sí al de los años 80 con sus bolas de discoteca protagonizando el fondo de las imágenes.
Chantal Thomass es, probablemente y junto a Dita von Tesse, la única diseñadora de lencería que es capaz de coquetear con el atrevimiento más absoluto, con el exceso y la provocación sin caer nunca en lo vulgar, nadie como ella es capaz de mantener el tono elegante y sofisticado, también lujoso, que define siempre sus colecciones de lencería.
La próxima temporada de otoño e invierno es, en la intimidad, un tanto clásica... claro que hablamos de la clasicidad entendida por Chantal Thomass, lo que nos asegura una colección siempre bella y siempre sugerente. Una provocación para quien mira y toda una tentación que no merecía resistencia alguna para quien la viste.
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