Hay una escena, de las más geniales de La Vida de Brian, en la que un grupo de extremistas muy particulares se preguntan entre ellos sobre lo que Roma, el Imperio Romano, les ha dado. A cualquier añadido a una lista que se va haciendo interminable, uno de ellos va añadiendo: "está bien, eso nos lo han dado, pero aparte, ¿que más nos han dejado los romanos?". No recuerdo ahora exactamente todos los elementos que citaban, pero si estuviéramos en esa reunión, bien podríamos añadir: "el veraneo".
Y hete aquí que el Benidorm o Marbella de la época para los colegas de la toga y el pecho lata era Pompeya. Una bella ciudad que sólo tenía el pequeño inconveniente de estar demasiado pegada a un volcán de muy malas pulgas y peores lavas llamado Vesubio. El volcán en cuestión se puso de berrinche allá por el 79 d. c. y de repente, el verano y Pompeya se quedaron bajo siete metros de ceniza.
Ahora, una más que interesante exposición nos permitirá descubrir, entre otras cosas, como era el día a día en aquella ciudad. Podremos pasear por una de sus calles y acercarnos a comprender hasta que punto se podría extender en el tiempo aquella conversación mítica de los Monty Pithon sobre el legado de Roma.
La exposición se llama: "Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio" y estará abierta hasta mayo de este año en el Centro de Arte Canal en Plaza Castilla. Una buena oportunidad para acercarnos a la historia de una manera mucho más divertida que abriendo un libro de historia.