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Un beso y 11 recuerdos de Maureen O'Hara

Maureen O'Hara fue un beso a John Wayne, pero también algo más...

Maureen O’Hara era de belleza larga, de esas que recuerdas durante mucho tiempo. Y era de mirada y beso, de esos besos que siempre nombras, el de John Wayne, el del hombre tranquilo, porque es el beso que todos soñamos con dar. Y de mirada irlandesa, a los ojos como puñetazos, como un whisky solo (irlandés, of course), con mala leche. Así que nunca se terminó de ir de nuestras habitaciones mentales, aunque hubiera dejado de hacer cine, aunque se haya ido ahora de verdad, porque basta hablar de besos para recordarla.

Aunque la combinación haya ocurrido no pocas veces, es curioso que a una mujer tan guapa la descubriera para el cine un hombre tan feo como Charles Laughton, prendado de sus ojos verdes entre tanta melena pelirroja, y la hizo debutar junto a él en Posada Jamaica, que tenía como director a un tipo apellidado Hitchcock, y también el que se la llevó a Hollywood, a hacer de Zíngara mientras él hacía de feo y jorobado, y a que conquistara la ciudad de los sueños a base de carácter irlandés. El suyo y el de los Juanes, Wayne y Ford, que la hicieron compañera perfecta del primero hasta tal punto de que el público pensaba que eran marido y mujer en la vida real. Sólo eran amigos, pero de los buenos. El Duque decía de ella que era un gran tipo.

Maureen O’Hara no hubiera necesitado más que aquel beso tormentoso e irlandés de John Wayne en Innisfree para que la recordáramos, pero no será por lo único que lo hagamos. Siempre seremos con ella un poco Charles Laughton cuando la descubrió, siempre seremos con ella un poco Elliott y ET, subiéndonos a la mesa de la clase para besar a nuestra chica como John Wayne besaba a Maureen O’Hara..