Antes de todo, estaban los tebeos, estaban Zipi y Zape, las Hermanas Gilda, Mortadelo, Anacleto y Pepe Gotera y Otilio. Antes del anime, del manga, de Kundera, de nombres ingleses para modas inglesas o americanas, de leer a Tolkien, a Mann, a García Márquez, a Hesse. Y mucho antes de Bogart. Antes de eso estaba ir a cambiar tebeos a Maruja, y pensar en Zipi y Zape como esos primos que hacían lo que nosotros jamás nos hubiéramos atrevido ni siquiera a pensar.
Y algún padre que otro era Don Pantuflo, e incluso un par de profesores eran clavaditos a Don Minervo. La vida era tan sencilla como un bimbollo con chocolate mientras veías a los chiripitiflaúticos en una tele en blanco y negro. Y siempre, siempre soñabas con encontrarte al doblar una esquina con cualquier personaje de tebeo.
Y como uno es de volver, un poco por saber de donde viene, un poco por que nunca se fue, le va a echar un buen vistazo a Zipi y Zape y el Club de la Canica, con la sanísima intención de quien abría un tebeo y sólo, simplemente, quería sonreír.
Galería de imágenes
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© José Haro.
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Zipi y Zape y el Club de la Canica
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Zipi y Zape y el Club de la Canica