Cine

Una docena de películas para recordar que Woody Allen es un genio

12 títulos que conforman la filmografía más selecta de Woody Allen

Como cada año desde 1969, y van 45, Woody Allen ha estrenado película, Irrational Man. Guionista, director, actor… cómico o tragicómico siempre, las múltiples habilidades de Allan Stewart Königsberg, neoyorquino del 35, le han sido reconocidas con 139 premios y 167 nominaciones a otros cuantos, entre los más importantes, incluyendo cuatro Oscars de la Academia de Hollywood. Idolatrado en Europa y no tanto en su Norteamérica natal, quizás porque sus modos son mucho más europeos que estadounidenses, ha creado y mantenido durante más de cuatro décadas un estereotipo de personajes que son a la vez cambiantes y atemporales, reflejo de su personalidad amablemente neurótica.

Porque Allen es un genio de los de locura, por mucho que nos parezca simpático, si es que no admitimos ya de principio que para ser un genio hay que estar un poco más loco que los demás. Lo que pasa es que las psicopatías de Woody Allen no se esconden ni se avergüenzan, más bien nos las muestra para que veamos que también son las nuestras. El sexo, el amor, todos los tipos habidos y por haber de relaciones personales. Y el humor, claro. Y es que Woody Allen.. «no quería ser Bogart, tampoco quería ser John Wayne. Yo sólo quería ser el capullo de la clase, quería ser ese chico con gafas que nunca consigue a la chica, pero que es divertido y cae bien a todo el mundo».

No son poco los que dicen que lo mejor de Woody Allen ya lo hemos visto, que se limita a destilar en sus películas tan sólo lo artesanal, el oficio que sin duda lleva dentro, pero sin la chispa de genialidad que adorna buena parte de su obra. Sin duda, habrá para los que cualquier pizca de Allen sea mejor que cualquier otra cosas. Y casi seguro que unos y otros estarían de acuerdo en que no sería de extrañar que uno de estos años el neoyorquino nos regalase otra obra maestra. De momento, recordemos una docena de películas de Woody Allen por las que tener confianza en que llegaremos a verla.