Los Minions evolucionaron desde el origen de los tiempos con un sólo propósito: servir a los villanos más villanos de todos los villanos. Otra cosa es que tuvieran suerte con la duración de los que elegían, principalmente por su causa, aunque ganas y dedicación no les faltase nunca. Unos años antes de encontrar a Gru, sin embargo, la situación se les antoja desesperante, sin ningún malvado al que seguir. Es entonces cuando tres de los más arrojados Minions deciden aventurarse en un viaje para encontrar a un nuevo jefe: la espectacularmente terrible Scarlet Overkill. Pero son minions, y todo puede salir mal... o muy bien.
Es posible que a estas alturas, todo el mundo haya visto uno de estos personajes de medio metro y amarillos en algún lado, ya sea como muñeco, pegatina, como imagen asociada a una frase en las redes sociales o en las dos películas previas acompañando a Gru, ese villano tan poco villano. Cuando se da con la tecla del éxito, esta sociedad tiende a la saturación, y las setas tienen más problemas para reproducirse que un producto de hollywood que guste, como es el caso. Personalmente, tanta invasión amarilla me cansa un poco, pero hay que reconocerles a los minions que se ganan el cariño a poco que te dejes enganchar. Adorables, graciosos, hijos directos del humor de Chaplin, Keaton o el Gordo y el Flaco, es imposible echarles un ojo sin echarles también una sonrisa. Sobra un poco hablar aquí de guiones, técnicas de animación o recursos narrativos, porque nada de eso resistirá la sonrisa ante sus gags. Minions se llama la película y Minions, con todas sus virtudes y graciosísimos defectos vas a tener.Ni más ni menos.
Título original: The Minions
Año: 2015
Duración: 91 min.
País: Estados Unidos
Director: Kyle Balda, Pierre Coffin
Guión: Brian Lynch (Personajes: Ken Daurio, Cinco Paul)
Música: Heitor Pereira
Animación
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