Cine

Largo y cálido

Tennessee Williams era un tipo que escribía sobre el calor y se inventaba unos títulos de padre y muy señor sureño mío.

Tennessee Williams era un tipo que escribía sobre el calor y se inventaba unos títulos de padre y muy señor sureño mío. Calor del que sufren las personas, pero también del que producen, como una chica de ojos violeta y un tejado de Zinc, o Brando en tranvía, o Newman en un largo y, claro, cálido verano. Calor de pasar con te helado y mente como en sueños, como de hielo por el cuello y ventiladores años 50. Calor extraño, del que se calla para terminar gritando, del que sabe a deseo y se pega, te envuelve y es dulzón.

Salvando las distancias, y con un título menos atractivo, El chico del periódico responde a estas características. Personas sufriendo y produciendo calor en un ambiente sureño. Zac Efron, Matthew McConaughey, Nicole Kidman, John Cusack... un cuarteto sin ases pero con muchas cartas en la mano para que nos asomemos a sus historias y relaciones, a sus habitaciones y deseos, a sus motivaciones y silencios. Y como no, si ha de parecerse de alguna manera al tito Tennessee, a sus derrotas.

Cusack es un preso condenado a muerte, Kidman es una mujer que nunca podría ser Nicole con el hobby de enamorarse de candidatos a la pena capital. McConaughey trata de ayudar a Cusack y Efron a McConaughey, además de desear a Kidman. Y hace calor. Y el deseo busca, las miradas sueñan, las sombras callan y las horas pasan lentas, cálidas y largas.

Recomendable para prologar veladas especiales, de esas que hacen la ciudad hecha para mirar y ser vistos, para seducir. Para ir y venir, querer y dejar, permitir y seguir. De esas que dejan en la boca, en la piel y en el recuerdo un sabor de porche sureño y Liz (o Marlon) en la puerta.

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