Cine

La jaula dorada

Comedia costumbrista para sonreír a gusto

Un yanqui en la corte del Rey Arturo, un andaluz con 8 apellidos vascos, Paco Martínez Soria en la ciudad... tres ejemplos de algo que funciona, con mayor o menor fortuna, con mayor o menor gracia, en todas las épocas y culturas: colocar a un personaje en una ubicación que no es la suya, en la cual sus costumbres, su manera de ver la vida, incluso su manera de comer, vestirse o expresarse, chocan con el entorno donde, por unas razones o por otras, le ha dado por caer.

Ahora nos llega La jaula dorada desde Francia, otro ejemplo más de la fórmula, en un país donde triunfó Bienvenidos al Norte, al igual que aquí 8 apellidos vascos, dos muestras más de lo mismo. En esta ocasión se trata de una familia de emigrantes portugueses (con Rita Blanco y  Joaquim de Almeida a la cabeza) que viven trabajando en una portería de París, donde son queridos por todo el barrio y llevan una vida estable. El conflicto surge cuando la idea de volver al país de nacimiento es algo más que un sueño intangible. En ese momento, tanto la familia como sus amigos del barrio tendrán que decidir que es lo que quieren hacer.

Comedia costumbrista y amable, apoyada en las mismas referencias que tantas y tantas veces hemos visto en un buen puñado de películas, y que también tantas y tantas veces nos han provocado una sonrisa. Porque al final todos, alguna que otra vez, hemos estado en un sitio donde nos parecía que no pintábamos ni con cola. Y mejor reírse que otra cosa, ¿no?

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