El artificio, la trampa, el engaño, la estafa, siempre han tenido en el cine reflejo y hasta reconocimiento. Es más el cine mismo tiene mucho de ello, nos estafa con nuestro consentimiento, con la trampa que supone mostrarnos mundos que ni siquiera existen, han existido o existirán, o personajes imposibles que sólo nuestras pesadillas podrían crear. Y por supuesto, están todos esos timadores y gente de dudoso pelaje que han poblado las pantallas desde que el cine es cine. Como ejemplo, basta recordar a esos dos truhanes llamados Redford y Newman en El golpe.
Llega ahora otra de timadores, mezclados con un poco de desenfreno setentero y relaciones varias entre personajes: La gran estafa americana, la última de las grandes candidatas a los Oscar que quedaba por estrenarse en estos lares, nada menos que con diez nominaciones y habiendo ganado ya el Globo de Oro a la mejor película. Dirigida por David O. Russell (el director de The Fighter) y protagonizada por Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y Jeremy Renner. Buena pinta, desde luego, no se le niega.
La cosa va de dos timadores (Bale y Adams) que se ven obligados a trabajar para un agente del FBI (Bradley Cooper), infiltrándose en el mundo de los corredores de bolsa. Toda la trampa y el cartón para una película que puede ser una de esas de las que se termina hablando quieras o no. Así que mejor verla.
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