Cine

La decisión de Julia. Una habitación doble para mis recuerdos, por favor

Todos tenemos una habitación de hotel.

Julia (Marta Belaustegui) tiene una maleta y muchos recuerdos. Y tiene un motivo para estar en ese hotel y querer esa habitación en particular. Llueve y Julia sonríe, y recuerda, y se escucha una música, y Julia recuerda y sonríe. Y conocemos su historia y recordamos y sonreímos con ella. Y nos duele, y amamos, y perdemos y sentimos como se suele hacer a cierta edad cuando quedas con tus recuerdos en viejas habitaciones de hotel que ocupaste hace veinte años. Y jugamos a entender porque Julia toma las decisiones que toma, como si fuera posible jugar a eso.

Norberto López Amado nos lleva a una habitación de hotel en blanco y negro donde una mujer debe tomar una decisión. Eso es lo único que sabemos a tenor del argumento y de las pocas fotos que hemos podido ver. Podemos deducir también que es una decisión importante, vital, la que debe tomar Julia. Y que tiene que ver con aquello que pasara en esa misma habitación 20 años atrás. Puestos en esa situación, hay que decir que no es La decisión de Julia una película que gustará a todo el mundo. Es de esos títulos a los que hay que acercarse conscientes de estar ante una película diferente, intimista, que establecerá con cada uno de sus espectadores un diálogo distinto. Porque todos tenemos una habitación de hotel, un sitio donde llevaríamos nuestros recuerdos y nuestra pequeña maleta, donde hablaríamos de lo que pasó hace 20 años.

Y cada uno sabrá si le apetece acercarse a su hotel particular y tener esa clase de conversaciones. Si es así, es posible que La Decisión de Julia no sólo le guste, si no que entre a formar parte de esas películas que se convierten en algo especial.

Año: 2015
Duración: 85 min.
País: España
Director: Norberto López Amado
Guión: Rafa Russo
Música: Pedro Navarrete
Fotografía: Juan Molina (B&W)
Reparto: Marta Belaustegui, Fernando Cayo, Josean Bengoetxea, Yolanda Ulloa