Imperceptible es una palabra grande que se sabe pequeña. No como nosotros, que somos pequeños y la mayoría de las veces nos creemos más grandes. Imperceptible es el primer reflejo del sol una tarde de abril, mientras el mundo de alrededor, de las grandes noticias, de las batallas a la gloria de, de las prisas, no se da cuenta de tal maravilla. Un reflejo y abril, y quizás veamos una, o con suerte un par de sonrisas de más en el metro camino del trabajo o de vuelta a casa. Un reflejo imperceptible. Y puede que nos demoremos 6 segundos más con la taza de café en la mano mientras vemos a un niño reírse de como ha caído una servilleta al suelo. Imperceptibles.
Quizá el gran truco es hacernos pequeños, imperceptibles. Como ese reflejo de abril. O como Nana, la niña de la película de Valérie Massadian. Nana tiene 4 años y un día vuelve a la casa del bosque donde vive con su madre. Sólo que ella no está. Y Nana tiene enfrente un mundo lleno de lo imperceptible, de lo que puede percibir, entender y manejar una niña de 4 años. Pero.. ¿acaso tú no lo has tenido?
Nana es la Opera Prima de su directora y ha cosechado excelentes críticas en Francia. Buen plan para hacerse pequeño un día de este fin de semana y disfrutar de las cosas imperceptibles, como un reflejo en abril.
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