La maquinaria de los californianos está a tope de funcionamiento. Y sobre todo, la maquinaria de todo aquello que tenga que ver con tipos con superpoderes, y más concretamente, aquellos que han sido creados a lo largo de los últimos años por la editorial Marvel. Llevan camino de reproducir a base de carteles de cine, la estantería de cualquier tienda de cómics de las de toda la vida. Y toda su gama de superhéroes, por supuesto. Todo ello motivado, por supuesto, por el éxito que han ido alcanzando las adaptaciones, salvo alguna excepción, como la fallida Daredevil. Todas las indicaciones señalan que tenemos Marvel en el cine para rato.
Y más si los lanzamientos que hacen sean como Guardianes de la Galaxia. Alejada la trama en este caso de anteriores hilos argumentales como el de los Mutantes, Spiderman o Vengadores, que iban agrupando los lanzamientos de Marvel, ahora le toca el turno a este grupo de aventureros espaciales, cuyo nacimiento en papel se encuentra a finales de los años 60, y que recogen en su grupo todo el espíritu de la Ciencia Ficción americana de esos años y los previos 50, y que terminaron por cristalizar en el cine en productos como La Guerra de las Galaxias y todo el cine B de los 80 que surgió a raíz de su éxito internacional.
Por lo demás, lo de siempre, malos contra buenos, el mundo (la galaxia en este caso) al borde de la destrucción hasta que la salvan en el último minuto, ritmo frenético y efectos especiales sorprendentes. Cine de evasión, de entretenimiento y de disfrute, de refrescos y palomitas que dirige James Gunn y protagonizan Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Bradley Cooper, Vin Diesel, Lee Pace y Benicio del Toro. La fórmula funciona. Y nosotros (o al menos yo, que me críe entre estos personajes y sus tebeos), me alegro.
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