Cine de Verano. Tres palabras que me traen recuerdos de cuando ir a ver una película era algo más que ir a ver una película. Era un acontecimiento, puesto que la película en cuestión (cuyo título era lo de menos) era la excusa para que casi todo el pueblo de la sierra donde veraneabamos se juntase al aire libre para hacer algo parecido a una fiesta. Una fiesta donde el sonido de los tiros, las carreras o los "Te quiero, Jimmy" iban rebotando por las calles solitarias del pueblo mientras una luz mágica y un poco fantasmal surgía de entre los muros del local. Un poco como el vino y el "tinto de verano", más fresco, más sencillo, más vacaciones.
En los Veranos de la Villa, en Madrid, hace ya tiempo que es tradición este Cine de Verano en el Parque de la Bombilla, que comenzó su andadura ya en junio y que se prolongará hasta septiembre con la proyección de más de 100 películas en sus dos recintos, añadiendo además coloquios y otras actividades, como cine para los más pequeños o encuentros con cineastas españoles, a sumar a la brisa del cercano Manzanares. Una más que buena manera de revisar los títulos que hemos podido perdernos a lo largo del año y de paso ahuyentar el calor de la noche madrileña.
Sólo queda consultar su programación, elegir el día y decir aquella frase. "De Madrid al Cielo... y una peliculita para verlo".