Acudamos a la memoria. El Padrino, Érase una vez en América, Gangs of New York o El Precio del Poder. Películas que tienen algo en común... ¿Gangsters? ¿Violencia? Sí, claro, pero también el trasfondo de la lucha por sobrevivir de la emigración en lo que creían iba a ser el Gran Sueño Americano. Historias de gente que llega a un país distinto y se ven más o menos obligadas a que sus vidas discurran por caminos no muy convencionales, incluyendo el criminal, para poder optar a otra cosa que no sea malvivir tras su llegada, abandonando toda vida anterior a miles de kilómetros de distancia.
El sueño de Ellis es otra muestra más de esas películas, aunque en este caso se dirija más al aspecto dramático de los personajes (no en vano su título original es The Inmigrant) que a sus vínculos criminales, aunque también aparezcan. La película nos cuenta la historia de dos hermanas, Ewa y Magda, que a comienzos de la década de los años 20 del pasado siglo emigran a Estados Unidos desde Polonia. Mientras Magda, enferma de tuberculosis debe guardar cuarentena en la famosa y trágica Isla de Ellis del título, su hermana Ewa (una magnífica Marion Cotillard) debe lidiar con la supervivencia en las calles de Nueva York, al tiempo que dos hombres muy distintos aunque primos, Bruno y Orlando (Joaquin Phoenix y Jeremy Renner), aparecen en su camino.
Un drama de época con todas las de ley, a la antigua usanza, con su heroína dispuesta a salvar todas las dificultades que aparezcan, con sus malos y sus buenos, eso sí, todo dentro de un orden, sin dejarse llevar por la lágrima fácil. Una oportunidad de acudir al cine a ver una de esas historias de siempre, porque siempre merece la pena que te las cuenten, mientras lo hagan bien.
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