Cine

El hombre más buscado

Una de espías a la vieja uzanza de Le Carré

Cuando te acercas a ver "una de espías", puedes estar haciéndolo a dos tipos de películas, sin que esta premisa principal tenga porque variar. Existe la variante "Bond, James Bond", en la cual los espías son más cercanos a los superhombres que al hombre de la calle, pasean su palmito por los lugares más lujosos del planeta, salvan a la humanidad un par de veces al día, y tienes la sensación al salir del cine que la CIA, el M-16, la KGB o cualquier combinación que te parezca está más próximo a una fiesta en el casino de Montecarlo que a un lugar de trabajo.  Y del otro lado, existe la variante "Le Carré, John Le Carré", que convirtió a los espías en algo no muy diferente a cada uno de nosotros, con todos sus defectos a la vista, sin aparatitos para sorprender al enemigo y con misiones mucho más humildes y terrenales que salvar al mundo de un megalómano dispuesto a destruirlo.

El hombre más buscado pertenece a la segunda variante. Y como no iba a ser así, si se trata de una adaptación de una novela del autor británico. En ella se nos cuenta la historia de un joven ruso que aparece en Hamburgo sin papeles pero con una enorme cantidad de dinero. Pronto se convertirá en objetivo de interés para las agencias de investigación como un posible terrorista islámico. Pero la verdad, que sólo conocen una abogada de derechos civiles a quien pide ayuda y un importante banquero, no tiene que ser siempre lo más evidente.

La película tiene como principal atractivo la presencia de Philip Seymour Hoffman en su último papel protagonista, en el que además brilla como nos tenía acostumbrados. Le acompañan en esta fría y pesimista historia de espionaje, con una fuerte presencia en el fondo del atentado del 11-S, Willem Dafoe, Rachel McAdams, Robin Wright y Daniel Brühl, bajo la dirección de Anton Corbijn.

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