Afshin Ghaffarian (Reece Ritchie) sueña desde su infancia con ser un bailarín. Pero vive en Irán, un país cuyas leyes se someten a la religión islámica más extremista, que prohíbe la danza como expresión artística. A pesar de todo, está decidido a crear una compañía de danza, arriesgando su vida y la de sus compañeros y familia en medio de los conflictos políticos y religiosos que azotaban el país islámico a finales de la primera década de este siglo, incluyendo unas elecciones en las que el gobierno fue acusado de corrupción.
El bailarín del desierto es, a pesar de su bello y evocador título, una película que no tiene nada de enigmática. Basada en hechos reales, con todo lo que eso significa de embellecimiento de la realidad para llegar antes a nuestros corazoncitos, nos ofrece el consabido viaje desde la ensoñación al triunfo de la libertad, en este caso ambientado en Irán, uno de los países que han cogido el sambenito que hace unas décadas llevaran los regímenes comunistas en el cine para ser los nuevos enemigos de la libertad y el estilo de vida occidentales. Así que tenemos un luchador con el que identificarnos, unos malos a los que vencer, unas bellísimas escenas de baile y claro, la historia de amor que no podía faltar entre el protagonista y el personaje encarnado por Freida Pinto, sin duda está última lo mejor de la película.
Para amantes de la danza y las historias basadas en hechos reales en donde no importan demasiado los hechos si la historia lo vale.
Título original: Desert Dancer
Año: 2015
Duración: 98 min.
País: Reino Unido
Director: Richard Raymond
Guión: Jon Croker (Biográfico: Afshin Ghaffarian)
Música: Benjamin Wallfisch
Fotografía: Carlos Catalán
Reparto: Freida Pinto, Reece Ritchie, Nazanin Boniadi, Tom Cullen, Marama Corlett, Simon Kassianides, Akin Gazi, Makram Khoury, Davood Ghadami, Tolga Safer, Mourad Zaoui, Neet Mohan
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