Cien años se dice pronto. Desde luego, infinitamente más pronto que cumplirlos. Y ahí está, la última superviviente del viento, ese que termina por llevarse todo. Ya no está Vivien Leigh, ni Clark Gable, ni Leslie Howard, todos ellos residentes ya en el cielo de Hollywood y en nuestros recuerdos con mayor o menor fortuna. Por no estar, no está ya ni su hermana y enemiga, Jean Fontaine, que al final terminó segunda en esa particular competición que mantenían las dos. Un siglo de recuerdos, de cine, de sueños, de películas. Un siglo de Olivia de Havilland.
Al final, va a ser verdad eso de que los japoneses viven más, aunque lo de que Olivia de Havilland naciera en Tokio en 1916 no fuera si no una casualidad más de la vida y en realidad ella (y su hermana) fuera inglesa de lo más. Aunque vaya a usted a saber, y algo en el aire de Tokyo aún la quede por esa sangre centenaria que sigue manteniéndola con vida, sobre todo para sus seres queridos, que para el resto del mundo ya está en ese limbo donde los actores que van cumpliendo años se mantienen cuando ya sólo recordamos sus películas y empezamos a pensar que se han ido, poniendo cara de sorpresa cuando nos confirman que siguen vivos.
En todo caso, cien años es una cifra más que redonda para felicitar a Olivia de Havilland, que hay civilizaciones que no han durado tanto. Y que mejor manera de hacerlo que echar un vistazo a un puñado de películas que ella nos regaló a nosotros. Y así terminamos todos contentos. Feliz cumplesiglo, señorita de Havilland. ¡Acción!
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