Cine

De perdidos al cine. Las mejores películas de perdedores

Una docena de perdedores con los que hemos ganado un montón de buen cine

Un segundo después de que el jugador del Atlético de Madrid Juanfran fallara el penalty que hacia perder a su equipo la final de la Champions y se la entregaba al Real Madrid, incluso los aficionados del equipo blanco dejaban parte de su corazón con la figura del destrozado jugador, viva imagen de la derrota. Es la mitología del perdedor, la leyenda de la derrota, la atracción que sentimos hacia aquellos que combaten y pierden, más aun si la derrota es esa dama que los atrapa una y otra vez, como en el caso del Atlético, perdedor por segunda vez ante el mismo equipo, de la manera más cruel posible.

Más allá de la compasión por el derrotado o del morbo del "voyeur" feliz de la desgracia ajena, el derrotado lleva consigo un aura de honor, de personalidad, de decencia incluso. Claro que hay que saber perder. Perder como Bogart en Casablanca. Hay que dejar que se vaya Ingrid Bergman con estilo. O al menos tener la cara de Paul Newman para que parezca que no está mal nacer para perder, como El Buscavidas. Ser un poco Qujote, que ese las tenía perdidas ya todas de antemano, aunque luego se ganase la eternidad a base de darse de tortazos con los propios sueños.

Los sueños. Esa es otra. Soñar con imposibles, como todo hijo de vecino. Con la vecina de arriba, con el gol por la escuadra, el atraco perfecto, el jefe muerto y el gordo (de la lotería) en casa. O soñar con perder, que de todo hay. El caso es participar, dicen y hay gente que lo lleva a rajatabla, como aquella selección Haitiana de... Bobsleigh! o la selección de fútbol de Micronesia, o el peor director del mundo, ese Ed Wood tan magistralmente malo para algunos. Porque si no puedes ser el mejor, es mejor ser el peor con estilo. Aunque eso no sea necesariamente perder, si no ganar a su manera.

En todo caso, películas de perdedores y perdedores de película hay como para hacer cuatro listas como la que presentamos. Para algunos habremos acertado. Y para otros habremos perdido. Pero como todo buen perdedor debe conocer, diremos aquello de "lo hemos intentado".