Cine

Crónicas diplomáticas (Quai D’Orsay)

Una excelente oportunidad para reírse del poder y los poderosos

En todas partes cuecen habas, que dice el refrán. En Francia, también, en forma de mirar irónicamente a los políticos y a sus pretendidas grandezas. En esta ocasión, a un hipotético Ministro de Exteriores -hipotético, pero inspirado en Dominique de Villepin- cuya altura de miras apunta directamente a un Nobel de la Paz, que pretende conseguir gracias a sus esfuerzos diplomáticos. Esfuerzos diplomáticos que son satirizados sin piedad en Crónicas Diplómaticas (Quai D'Orsay), la nueva película de Bertrand Tavernier.

Protagonizada por un elegante y lleno de verborrea pretenciosa Thierry Lhermitte, Quai D'Orsay nos presenta al Ministro retratado a partir de la mirada de un ayudante contratado para asesorarle en la elaboración de los discursos. Frenética y sin apenas pausa para descansar de los continuos diálogos, Tavernier se las apaña para controlar la trama y nuestras sonrisas hasta el final.

Basada en un cómic con bastante más mala leche que la película, aun así consiguió el premio al mejor guión en el Festival de San Sebastián, y se trata de una excelente oportunidad para reírse del poder y los poderosos, y quitarle un poco de dramatismo a toda la actualidad que nos rodea.

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