Lo confieso. Me gusta, me encanta echar más de un vistazo a las películas de dibujos animados. Me divierten, en la más extensiva acepción de la palabra. No pienso demasiado, tan sólo disfruto. Es cierto que a veces Ojazos me mira raro cuando expreso mi intención de acudir a ver una del género de animación, pero por lo general, consciente como es de mi eclecticismo cinematográfico, simplemente se deja llevar. Pero hay ocasiones en las que, además de diversión, la sorprendo con alguna que otra joya, que se eleva por encima del nivel medio de las restantes, y se convierte, simplemente, en una buena película que merece la pena ver, independientemente de que sus personajes sean interpretados por seres de carne y hueso o por creaciones digitales de pantalla y pixel.
Más de un par de esas muestras nos las han ofrecido los chicos de Pixar, con sus más que excelentes Toy Story, Wall-E o Up. Y también su competidora Dreamworks, con el inevitable Shrek, y por supuesto, con la primera parte del título que nos ocupa: Cómo entrenar a tu dragón. Una aventura de las de toda la vida, fresca, dinámica, divertida, de personajes entrañables y guión de los que parecen un caldo perfecto, esos en los que ni sobra ni falta nada. Una combinación acertada de acción y comedia, en la mejor línea de clásicos como, por poner un ejemplo, El temible burlón.
La segunda parte de este manual de entrenamiento (y de entretenimiento) de dragones no sólo promete más de lo mismo, sino que además nos lo sirve mejorado. Las aventuras de estos vikingos a lomos de sus dragones nos asegura salir del cine con una sonrisa de oreja a oreja, esa con la que sales cuando ves una película que te ha emocionado y divertido, a la vez que buscas un dragón por los alrededores para empezar a entrenarlo.
Galería de imágenes
-
1
-
2
-
3
-
4
-
5
-
6