Hace unos días paseaba por la Gran Vía de Madrid y me dio por intentar reconocer esa Gran Vía que transitaba unos cuantos años atrás. Confieso con cierta tristeza que no la reconocí exactamente como la tenía en mi memoria. Sí, he paseado por allí muchas veces en los últimos tiempos y nunca dejará de gustarme por uno u otro motivo; pero en esta ocasión quise echar un vistazo a los retales de mi memoria para ver cuántas similitudes encontraba entre la Gran Vía de ahora y la de entonces. Similitudes hay muchas, pues aún conserva ese ambiente que envuelve a todo aquel que anda por sus aceras sin dejar que se vaya. La Gran Vía de Madrid sigue siendo esa calle que aún hoy necesito pisar de vez en cuando. En aquel paseo que os cuento sentí con mucha nostalgia que faltaba algo a mi querida calle… Apenas quedan cines.
Crucé entonces por Montera hacia Sol para coger la calle Mayor, donde una vez más entré en La Librería. Magia, magia, no creo que fuera, pero que el destino ese día quiso juguetear conmigo, es algo de lo que estoy seguro. Resulta que en el primer vistazo que eché a sus estantes – os juro que fue el primero - mi mirada se topó con un libro puesto ahí para mí en ese momento en el que el cine Rex sobrevolaba mis recuerdos. Cines de Madrid, de David Miguel Sánchez Fernández es el libro que salió a mi encuentro como si fuera una medicina para mis sentidos. Rápidamente fui a la página 126 y experimenté una sensación agridulce al leer la historia del cine Rex, que cerró sus puertas en el año 2005, a causa de la crisis del sector, estando aún pendiente hoy en día su futuro.
Como no podía ser de otra manera, compré el libro y me sumergí en sus páginas en cuanto tuve un rato. Ya no fue sólo el cine Rex, sino un formidable repaso a todos los cines que en la Gran Vía han sido. Alguno queda por allí como testimonio del más que merecido título de Broadway Madrileño; pero no es ya suficiente. No es suficiente, porque faltan muchos de los que marcaban las horas de ocio de antaño en sus tres sesiones habituales, sin olvidar los interminables pases de sesión continua en los que podrías llegar a ver la misma película dos o tres veces. Toda esa nostalgia y una importante parte de la historia de los madrileños de mi generación y alguna anterior no ha caído en el olvido, porque David Miguel Sánchez Fernández ha recogido todo lo que haya podido encontrar y lo ha juntado en un maravilloso libro en el que no falta ninguno. Desde el Palacio de la Prensa o el Palacio de la Música, pasando por el Coliseum, hasta el cine Callao – uno de los pocos que aún sobreviven -. Desde el cine Pompeya, hasta el Avenida.
Todos ellos están presentes en Cines de Madrid y allí quedarán para que podamos, al menos, contarles a nuestros hijos y nietos que hubo un tiempo en el que no había videojuegos, ni ordenadores, ni teles de plasma o en 3D y que las únicas pantallas planas que veíamos eran inmensas, tanto que había casi que girar el cuello para poder verla de forma completa. Les contaremos que las palomitas se comían dentro de estas oscuras salas llenas de sueños y no se hacían en un microondas. Podremos contarles estas y muchas otras cosas o, mejor aún, podrán leerlo ellos mismos gracias a libros como el de David Miguel. Cines de Madrid, una frase que hoy quizás no diga mucho a algunos, pero que encierra toda una forma de vida.