Es muy probable que no pase demasiado tiempo sin que cualquiera de nosotros, sobre todo los urbanitas, pasemos cerca de un McDonald's. Ni siquiera es necesario que coloquemos a su lado la palabra "restaurante" o "hamburguesería", porque todo el mundo de manera automática relaciona ese nombre con una pieza de carne entre dos panes. El fundador es la historia de quien hizo posible esa identificación a nivel mundial, Ray Kroc, aquel que supo ver en el restaurante californiano de los hermanos Richard y Maurice McDonald el germen del imperio que es hoy en día. Una historia alejada del convencionalismo y llena de luces y sombras alrededor de una de las empresas que mejor ejemplifican, para bien y para mal, el sistema capitalista.
De la misma manera que pensamos en comer al oír McDonald's, es correr lo que nos viene a la cabeza cuando llega a nuestros oídos Kong, el nombre del mítico y gigantesco gorila que protagonizó su primera incursión en el cine allá por 1933. Kong: La isla calavera es una nueva visita a los lugares del mito, tras la que hizo en 2005 Peter "El Señor de los anillos" Jackson. Tom Hiddleston, Brie Larson, Samuel L. Jackson, John C. Reilly y los habituales efectos especiales protagonizan una palomitera cinta de aventuras a la vieja usanza.
Bastante más alejada del mito y pegada a la dura y cruel realidad de la guerra y sus consecuencias está la danesa Land of Mine (Bajo la arena), donde el director Martin Zandvliet nos cuenta la historia real de una docena de jóvenes prisioneros de guerra alemanes obligados a limpiar de minas una playa de Dinamarca tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. Humanidad, dolor y venganza nominadas al Oscar a la mejor película en habla no inglesa, que perdió ante la iraní El Viajante. ¿Hace un cine?