Es improbable que Logan, la nueva película de superhéroes basada en el Lobezno de los X-Men y que dirige James Mangold, sea nombrada en la próxima edición de los Oscars por el Warren Beatty de turno como mejor película, ni siquiera por equivocación. Lo malo del asunto es que no llegará hasta ese punto debido a la calidad de sus interpretaciones, de su dirección o de la historia que cuenta. No lo hará por que una película de tipos con capa no es "seria", no es de "ese tipo de películas". De hecho, si una obra maestra del cine como El caballero oscuro ni siquiera ha estado en las nominaciones... En todo caso, lo cierto es que Logan no es, ni de lejos, una obra maestra, aunque si intenta un acercamiento diferente, crepuscular, al personaje y sus circunstancias, aparte de cumplir con el entretenimiento propio de los films del género.
Tampoco es probable que en la próxima ceremonia aparezca el nombre de El guardián invisible, en este caso por localización geográfica a este lado del globo. Otra muestra más de la reciente -y estupenda- tendencia de nuestro cine hacía el terreno del thriller, se trata de una adaptación del Best-Seller homónimo de Dolores Redondo, el primero de una trilogía cuyos otros dos títulos también se verán trasladados a la gran pantalla. Asesinatos, investigaciones, giros de guión... todo lo que nos divierte, en suma.
Sin embargo, la que sí ha visto muy de cerca el rojo de la alfombra hollywoodiense es la iraní El viajante, ganadora en la última edición sin que mediara equivocación ninguna del Oscar a la mejor película de habla no inglesa, aunque su director, Asghar Farhadi, no estuviera presente para recoger el premio. Un drama psicológico alrededor de la pareja protagonista en le vida real y sobre un escenario teatral donde ambos representan, claro, Muerte de un viajante... ¿Hace un cine?