A Guillermo del Toro lo abandonas en el más tétrico y oscuro de los bosques… y le haces inmensamente feliz. A este mejicano de Guadalajara nacido en 1964 de apariencia friki y bonachona le apasionan los mundos llenos de monstruos, hadas, orcos, personajes oscuros que a cualquiera de nosotros no harían huir. A él no sólo le atraen enormemente, si no que su carrera cinematográfica, ya sea como director, guionista o productor, está repleta de ellos, llena de mundos que crea para que esos monstruos campen a sus anchas y nosotros disfrutemos pasándolo mal, que es una de las mejores maneras de disfrutar del cine.
Todo un artista multidisciplinar tanto en sus proyectos como en los campos donde se inspira, el director mejicano igual adapta un cómic sobre un demonio de cuernos recortados que va con los buenos, que escribe una novela sobre una nueva raza de vampiros que luego adapta para Televisión. Lo mismo sitúa a sus personajes en la la oscuridad histórica de la Guerra Civil Española como en El Laberinto del Fauno o El espinazo del diablo, que los coloca en un futuro ultra tecnológico cercano donde deben luchar con los primos hermanos de Godzilla. Igual produce una de animación con un oso panda experto en artes marciales que ejerce de guionista sobre los relatos de Tolkien para El Hobbit. O prepara todo un universo (oscuro, por supuesto) con la editorial DC para retar a los superhéroes Marvel en las taquillas.
Viajemos pues a través de los mundos y personajes de Guillermo del Toro, desde sus inicios cinematográficos con Cronos en los años 90 hasta su última aportación a cualquier galería de universos fantásticos y/o tenebrosos que se precie, La Cumbre Escarlata, pasando por las andanzas de tipos como Blade, Hellboy o los estremecedores insectos mutados de Mimic..
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