Nadie me enseñó nunca cómo distinguir el sueño de la realidad, cómo saber cuándo estoy despierta y cuándo no, dónde habitan mis sueños y por qué razón no puedo acordarme de los mejores. Son esas partes invisibles, aquellas que no alcanzamos a ver, las que más nos inquietan y perturban, las que nos hacen capaces de navegar entre las estrellas y dejarnos caer en enrevesados estados de narcosis. Y es entonces, y sólo entonces, cuando las respuestas llegan.
Precisamente a esa ardua búsqueda se han prestado doce artistas internacionales que, a través de sus obras, nos muestran cómo es su particular viaje astral, su forma de interpretar esas otras realidades que no vemos, pero sí sentimos. “Astralis” es el nombre que da título a esta fascinante muestra, comisionada por Pascal Pique, que podemos apreciar de cerca en el Espacio Cultural Louis Vuitton (París), donde se muestra al público desde el día siete de este mes y hasta el próximo once de mayo.
Astralis comienza con una cascada, tras la que seis ángeles acompañan al visitante hasta un túnel de luz, una puerta a los mundos paralelos de los sueños, donde Alfa y Omega se intercambian los papeles y los ciervos se reencarnan en halos de luz. Hay también un puente que permite llegar a la morada de los ancestros y una turbadora cuna suspendida en el aire y una escultura llamada Vía Láctea y árboles guardianes de almas. En Astralis los techos se dedican al Dios de las profundidades, hay un perro del mismísimo inferno, constelaciones jamás vistas por el hombre y un extraño ballet cósmico difícil de catalogar.
Parece un sueño más, y tal vez lo sea porque como repetía Segismundo: toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
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Los artistas: Art Oriente Objet (Marion Laval Jeantet y Benoit Mangin), David Altmejd, Rina Banerjee, Basserode, Charley Case, Damien Deroubaix, Jean-Luc Favero, Vidya Gastaldon, Siobhàn Hapaska, Myriam Mechita, Chloé Piene, Børre Saethre.