Rehacer, corregir, retocar o volver a empezar… Pasear por Madrid o por su Tomelloso natal, mirar a través de sus ventanas, captar la luz, su luz. Contemplar la obra de Antonio López y aprender a mirar. Descubrir esa manera tan especial y tan suya de plasmar lo cotidiano destilando con cada pincelada la esencia del objeto o del paisaje, ese detalle extremo y minucioso que cocina con mimo y a fuego lento. Apreciar la belleza de la decadencia y dejarnos atrapar por su excepcional capacidad de convertir una nevera, un cuarto de baño o una puerta en algo sublime. Comprender que la cuidad, los árboles, las escenas de cada día, su familia y sus amigos son los protagonistas indiscutibles de su arte y de su vida. Contemplar la obra de Antonio López y sentir que se ha dejado algo sin terminar. Sí, él mismo afirma que muchas de sus obras están inacabadas porque no entiende muy bien el concepto de acabar: “una obra nunca se acaba, sino que llega al límite de las propias posibilidades”.
Dicen que Antonio López es el máximo representante del realismo y la figuración, el maestro del hiperrealismo español; sin embargo, su obra es demasiado personal y fascinante como para encorsetarla en conceptos tan limitados. A él, tan sencillo y tan austero como La Mancha que le vio nacer, tampoco le gustan estas clasificaciones. "No soy hiperrealista –le dice a Ana S. Juárez en una entrevista para Vanity Fair– es un concepto norteamericano" […] "Tampoco me gusta que me etiqueten de clásico" […]
Casi veinte años después de la última antológica en el Reina Sofía, el Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid) nos ofrece una maravillosa exhibición casi autobiográfica de la obra del genial Antonio López. Desde el 28 de junio hasta el 25 de septiembre de 2011 podemos disfrutar de las 130 obras seleccionadas por él mismo y repartidas en dos espacios. La primera parte de la exposición se centra en los grandes temas que han sido la inspiración del artista: la ciudad, el árbol y la figura humana. La segunda parte es un regreso al pasado: sus primeros cuadros, su posterior evolución. No faltan a la cita las obras más conocidas del pintor: su primera Gran vía, el Madrid desde Torres Blancas o el Madrid desde Capitán Haya, el inolvidable Membrillero, sus hijas, sus nietos, Mari la mujer de su vida… Una recopilación excepcional de pintura, dibujo y escultura, un deleite para los sentidos sin un orden cronológico ni previsible.
Tras la presentación de la exposición en Madrid, podrá verse una versión algo más reducida en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 10 de octubre de 2011 al 22 de enero de 2012.
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