Vivió rápido y murió joven. Un halo de misterio y romanticismo decimonónico la acompañó desde niña. Y es que la historia de Rosario Weiss, al abrigo de los pinceles, el arte y el exilio de Francisco de Goya, tiene mucho de novela. Y también de interrogantes.
Copista extraordinaria, niña prodigio y pionera en la ilustración del siglo XIX, Rosario Weiss comenzó a dibujar con apenas siete años, casi al tiempo que aprendía a escribir; tal vez como muchos niños, sólo que ella tenía talento y un maestro de excepción: Francisco de Goya. Poco después –al menos entre mayo y septiembre de 1824–, también recibió formación del arquitecto Tiburcio Pérez quien le enseñó a emplear el difumino y la tinta china. Todo esto sucedía en Burdeos. Con un Goya ya cansado, retirado como pintor de cámara y dedicado a sus bocetos, algún retrato y la tauromaquia. Tras la muerte de su mentor y padrino (algún historiador ha insinuado que pudiera ser su hija), Rosario acude a la escuela del neoclásico Pierre Lacour, instalándose definitivamente en el academicismo como forma de expresión artística.
Apenas se conservan pinturas originales de la artista, pues en aquélla época el desarrollo profesional de una mujer era casi una anécdota; más aún en el mundo del arte. La copia, la ilustración, la enseñanza particular —fue profesora de Isabel II y de su hermana la infanta Luisa Fernanda, gracias al apoyo del círculo liberal—, incluso el diseño de moda, fueron marcando su camino artístico. Además de los numerosos reconocimientos que, pese a las dificultades y con el aval de instituciones de prestigio como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, le permitieron entregarse por entero a su profesión.
La Fundación Lázaro Galdiano presenta Dibujos de Rosario Weiss en la Colección Lázaro. Muestra que, fruto del trabajo de investigación realizado durante 2014, se adentra en la vida y obra de la artista revelando al tiempo una colección excepcional de treinta y seis dibujos ya catalogados como suyos. Y aunque son cincuenta y ocho —además de un álbum con la copia de Los caprichos de Goya— los atribuidos a Rosario sin ningún género de dudas, es posible que existan más todavía sin catalogar, apunta Carlos Sánchez Díaz, comisario de la exposición.
La muestra, que podrá visitarse hasta el 29 de junio, recorre el trabajo de Weiss en cinco etapas. Formación junto a Goya en Madrid y en Burdeos, época de dibujos de animales, caricaturas y autorretratos, siguiendo el modelo trazado por su mentor. Pequeño retrato, actividad por la que obtuvo mayor reconocimiento. Dibujos de moda, figurines con indumentaria para revistas femeninas. Dibujos para litografías. Y, finalmente, Copias de obras de Goya – Los Caprichos, Autorretrato, Retrato de Maíquez— y otros artistas coetáneos.
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Título: Dibujos de Rosario Weiss en la Colección Lázaro
Museo Lázaro Galdiano. Madrid.
Comisario: Carlos Sánchez
Fechas: 14 mayo - 29 junio 2015
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