El Museo Nacional del Prado inauguró ayer 30 de octubre de 2012 la exposición “El paisajista Martín Rico (1833-1908)”. Considerado un avanzado al introducir el paisaje realista en nuestro país, Martín Rico supo mostrar la gran belleza de muchas ciudades a las que viajó a través de unas cuidadas apreciaciones cromáticas y lumínicas.
Las vistas de Covadonga, El Escorial, la sierra del Guadarrama, los alrededores de Madrid o Azañón, por ejemplo, de estilos y conceptos románticos, evolucionaron hacia unos cada vez más realistas como pueden notarse en los trabajos realizados en Suiza y Francia donde entró en contacto con Alexander Calame y Charles-François Daubigny y otros pintores de la escuela de Barbizón. Conoció a Fortuny en Granada en 1871 y su influencia fue decisiva. Su patente estilo lo introduce en un nuevo espacio de color e iluminación como demuestran sus imágenes de la Alhambra, Sevilla, Fuenterrabía, Toledo y Madrid.
A partir de 1873 Rico se halla en plena madurez artística y en esta etapa podemos ver sus mejores obras. Un nuevo estilo comienza a evolucionar definido por unas refinadas composiciones de esmeradas gamas claras e intensas luces dominadas por la nueva y especial presencia del agua. Vistas de Cloyes, París, Chartres, Beaulieu o Verona, por ejemplo, aunque sobre ellas tuvo especial atención en Venecia. Testigo de su trabajo hasta sus últimos días, allí perfeccionó su carácter hasta alcanzar la pureza armónica de una delicada ejecución, captación de luz y tono cromático que además la atmósfera de esta ciudad le facilitó.
Museo Nacional del Prado.
Del 30 de octubre de 2012 hasta el 10 de febrero de 2013.
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