Entre el surrealismo y lo naif, la técnica —fotografías en blanco y negro pintadas con acuarela— y el sentido del humor, las imágenes de Ouka Leele son una de las claves de la vibrante escena artística del Madrid de “la Movida”. La obra de Bárbara Allende Gil de Biedma no sólo marcó una época explosiva, ecléctica e intercultural. Su potencia artística es hoy una de las más relevantes en el entorno artístico español e internacional.
Esa mezcla ambigua de fotografía y pintura, a la que llegó casi jugando y que es su seña de identidad, acabó por crear escuela mucho antes de lo que ella imaginaba. Aunque, en verdad, tampoco era ese su propósito. Al contrario, Ouka Leele únicamente pretendía disfrutar de su pasión por la fotografía y el arte, pintar de emoción el blanco y negro, recrear su espiritualidad. Y si el ambiente en el que comenzó a desarrollar su lenguaje artístico fue de lo más propicio, el paso del tiempo y los cambios sociales actuales no han mitigado en absoluto su expresividad interior.
Desde el pasado 11 de enero y hasta el 26 de febrero, el espacio LOEWE de Gran Vía en Madrid acoge una muestra de 19 fotografías de la serie Peluquería de la artista. La exposición, que incluye imágenes que se han estampado en algunas piezas de LOEWE, va acompañada por unos escaparates de temática especial en los característicos ventanales curvos de la que es la tienda más antigua de la firma en el mundo.
Se trata de una serie colorista e intensa realizada en pleno postfranquismo. Pulpos viscosos como los relojes de Dalí, tortugas, limones, jeringuillas a modo de rulos… Todo cabe sobre las cabezas de amigos y conocidos personajes del mundo del arte (Luis Fellini, el Hortelano, Nazario, ella misma) que Ouka Leele retrató entre 1978 y 1979. Con Peluquería creó una narrativa visual específica, una nueva forma de mirar (y de ver) un mundo en ebullición.
Loewe. Calle Gran Vía, 8, 28013 Madrid.
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