Cuando uno, de vez en cuando, hace el habitual experimento de preguntarse en que otras épocas le gustaría haber vivido, piensa a veces en compartir calles, tabernas y palacios con aquellos tipos que se montaron un siglo al que luego llamamos de oro. Cuando Madrid era la capital del mundo, Vietnam se llamaba Flandes y la vida costaba lo que una mirada mal esquinada. Claro que siempre pienso que más me valdría antes aprender algo de esgrima, porque si no, el experimento me iba a durar como hecho con gaseosa.
Y del esgrima al dibujo, y es que no se que extraña razón me hace siempre relacionar el arte de las filigranas con la espada con el dibujo. Quizás porque no me llevó Dios por los caminos de ser demasiado hábil con las manos. Así que me fascinan las películas de duelos y los tipos que dibujan. Bueno, hay gente pa tó. Es por esto que quizás me ponga la toledana al cinto para acudir al Prado a ver la muestra "El Trazo Español" (Si es que es leer el título y me da ganas de sacar la espada, leñe), que nos trae una colección extraordinaria de 71 dibujos de artistas españoles abarcando un periodo de tiempo comprendido entre el Renacimiento y el sordo, digo Goya.
Voto a bríos que tiene una pinta estupenda la exposición, pardiez. Que mejor plan que darse una vuelta por las calles del centro de Madrid que pisaron aquellos que luego hicieron aquellas obras de arte que podemos admirar en el Museo del Prado. Mucho mejor que batirse en duelo... ¿a que si?